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Sucederá
Cerré los ojos con fuerza y esperé a que ocurriera. Con los labios prietos
y la mandíbula tensa, inspiré hondo, hinchando mis pulmones y mi alma a la
espera del milagro. Como cuando era un niño. Como cuando por las noches venía mi padre y me decía que
todo era posible con tan sólo desearlo de verdad, apretando fuerte los ojos y los
puños. Y esperar. Aguanté la respiración y de pronto sentí una tibia brisa
golpeándome la cara, aflojándome los labios. Fue una sensación intensa y breve, caliente y húmeda, tanto que no logré recordar desde cuando no sentía algo así. Sin pensar me dejé llevar y abrí los ojos con la esperanza de
qué allí mismo, frente a mí... Pero no. La hoja de papel seguía donde la había
dejado y tan blanca como la había visto justo antes de cerrar los ojos.
Cada día lo sigo intentando, deseándolo con mayor intensidad, con
más ganas. Y cuando ocurra, porque no tengo dudas de que sucederá, me aproximaré suavemente a ti y en un susurro te
contaré un cuento.
Bravo!!
ResponderEliminarYa era hora....que sucediera.
Bueno, a veces cuesta sin saber muy bien la razón. Pero ahora, cerraré los puños y los ojos con fuerza y dejaré que se dé ese mágico milagro que es el de poder contar, en un susurro y al oído, un nuevo relato.
ResponderEliminarGracias, Enriapa.
Estoy contenta de ver que escribes, yo estoy en la misma tesitura, que me gustaría volver a escribir, pero que hay algo en mi cabeza que me impide continuar con la hoja medio escrita, medio en blanco.
ResponderEliminarA veces es terrible.
Te deseo mucho éxito en tu nievo comienzo.
Un abrazo
Pura/Abulafia
Porque los esfuerzos nunca sean en vano...
ResponderEliminarGracias por estar siempre ahí.