jueves, 28 de julio de 2011

Por vez primera






Las cosas en la vida vienen y van; las insignificantes y las importantes también. Y las personas, y los recuerdos, y también los deseos, y las ganas de hacer y las de descansar. Todo llega y se va. Viene y se nos pega, aún sin darnos cuenta. Y ahora lo sé, me hice mayor, de repente. Sucedió de improviso, en un instante, en el mismísimo momento en que se acercó hasta mi memoria, y para quedarse, el recuerdo de aquellas otras tardes de verano, siendo un chiquillo. Tardes de parchís y de lectura, de charla a la fresca, de paseos al atardecer y de sueños, vísperas de aromas de jazmín y de perfume en la piel. Gentes y cosas parecen desvanecerse en medio de cualquier lugar... Pero sólo se ocultan, se parapetan detrás de nosotros mismos, a la espera del mejor momento para asaltarnos por sorpresa y mirarnos directamente y sin ambages, a la cara… Sí, ahora ya sé lo que es eso y lo que cuesta aguantarle la mirada a unos ojos grises o verdes o azules, que se fueron y que regresan para clavarse en los adentros, ante el espejo que nos devuelve, sin previo aviso, la imagen entrecana y cansada de una nueva mañana, muy distinta a la de ayer.
Y es que, aunque no nos demos cuenta, aunque nos esforcemos en no querer aceptarlo, todo el mundo lo sabe, siempre hay una primera vez.

miércoles, 12 de enero de 2011

Contigo


Aún no ha amanecido y me levanto con la canción metida en las entrañas.

Salto de la cama y me acerco a los cristales empañados de la ventana que da frente a tu casa. Todo está en calma, nada se mueve y aún así canturreo la canción con la vana esperanza de que la escuches. Nada. Todo sigue a oscuras, quieto. Nada, ni nadie se mueve en la calle que baja desde la colina, con una suave pendiente hasta tu puerta.

Si al menos me oyeses cantar…


¿Es que no te has dado cuenta

De lo mucho que me cuesta ser tu amigo?


Me duele.

Me duele el decirte.

Y el callarme.

Y sin embargo, es ese desasosiego que me roe por dentro lo que me empuja a levantarme cada día con la ilusión de encontrarte y de mirarme pleno en tus ojos verdes….

Pongo la canción y subo el volumen del equipo de música que compré para ti. Pero no lo escuchas y nada cambia. No hay ruidos que me acompañen ni luces que rasguen la negra noche que se obceca en envolverme.

Solo miro hacia la calle y canto…


Necesito controlar tu vida

Saber quien te besa y quien te abriga.


Y es que tú no puedes alcanzar a imaginar hasta cuanto te necesito, y es mi alma entera la que se quebranta ante tu ausencia, aún sin haberte poseído.

Canturreo…


Ya no puedo continuar espiando

Día y noche tu llegar adivinando…

Ya no sé con qué inocente excusa

Pasar por tu casa...


Y espero. Voy de acá para allá y no me muevo. Imaginándote. Viéndote llegar titubeando ante tu casa. Ven, acércate mi vida y ven, párate un instante y escucha esta canción que te canto con todo el alma:


…aunque pueda parecerte un desatino

No quisiera yo morirme sin tener

Algo contigo...