sábado, 2 de junio de 2012

El salto


A punto de saltar, pienso en todas aquellas cosas que hago y que me complican lo que podría ser una simple y sencilla existencia, una existencia tan natural como la de cualquier ser vivo que mata para comer y se tumba después al sol, con el estómago lleno y satisfecho. Pero no puede ser. No puedo. Hay ese algo en mí que me empuja y, simplemente, cedo, no lo rehúyo. Me dejo llevar, tomo impulso y salto. Caigo y el viento frío de la mañana golpea mi cara y todo mi cuerpo. Inspiro y vivo ese instante intenso, que sorprendentemente me parece eterno… hasta qué… súbitamente tiro de la anilla. Y, al abrirse, el paracaídas tira de mí con fuerza hacia arriba y me zarandea con violencia… ¿Y qué sería de mi vida sin estas pequeñas maravillosas cosas que hago muy de vez en cuando…?

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